Aquí os muestro el pastor en el huerto que os he comentado en la anterior entrada del pastor con botijo, que he descrito anteriormente. Este pastor, está realizando una de las tareas más fatigosas que tiene el trabajo en la huerta. Como es el uso y manejo de la azada. Aunque todavía hay otra herramienta más tediosa: el legón o azadón, el cual puede pesar fácilmente unos quince quilos, los cuales hay que mover a pulso con los brazos.
Es este gimnasio rural, el que hizo que los huertanos fueran hombres fuertes, de fornidos brazos y anchas espaldas, condiciones estas, que los hacían propicios para sacar nuestros queridos pasos de la Semana Santa murciana. Labor que actualmente hacen los nazarenos estantes y sus doloridos cuerpos no acostumbrados a tan penosa penitencia.
También he querido incluir, un portillo o tablacho. Que no es ni más ni menos, que una puerta que se pone en la acequia, para controlar el paso del agua. Es un pequeño homenaje, a esta huerta que se nos va. Ya no tanto por el propio cambio de época, así como de la especulación urbanística. Si no de nuestros mayores, que ya no tienen el cuerpo para tan dura faena, como es el mantenimiento de un huerto.
Además de lo complicado que puede llegar a ser, regar el huerto, con las continuas peleas por el agua, ya que como sabéis, ahora al no venir agua por las acequias, cuando viene, suele ser motivo de riñas entre nuestros mayores, y ya la juventud, no está pensando en regar los tomates, si no en mandar un whasapp y pasearse con los amigos y amigas.
Aquí está este pequeño homenaje a la gente de la huerta:
Este pastor está realizado en barro, y solamente lleva un pequeño pañuelo de tela en la cabeza. Tanto la azada como el portillo, están hechos a palillo, es decir a mano, sin molde.
martes, 10 de junio de 2014
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